Los hongos y las bacterias del suelo conectan los árboles entre sí y tejen una red mundial que ejerce un papel clave en la regulación del clima.
A partir de los datos de la Iniciativa de la Biodiversidad Forestal Mundial, los autores incluyeron en su análisis 31 millones de árboles de 28.000 especies, distribuidos en más de 70 países de todos los continentes (excepto la Antártida). Se ha observado que el tipo de micorrizas (las hifas de los hongos simbióticos) depende del clima. Las ectomicorrizas (las hifas que simplemente rodean las raíces del árbol) son notablemente más abundantes en las regiones templadas y frías, mientras que las endomicorrizas (las que penetran en las raíces) predominan en los bosques tropicales. Sin embargo, con las primeras (que establecen simbiosis con el 60 por ciento de los árboles del mundo y solo el 2 por ciento de las especies), el secuestro de carbono en el suelo es más importante, gracias a los compuestos secundarios que inhiben la degradación de la materia orgánica. La transición geográfica entre los dos tipos simbiosis es clara.
Los autores del estudio prevén que, como consecuencia del calentamiento del plantea, se producirá una disminución del 10 por ciento en los hongos ectomicorrícicos y los árboles con los que se asocian. La repercusión que ello tendrá será un nuevo aumento del carbono atmosférico. Los proyectos de reforestación, incluidos los del Programa de las Naciones Unidas para el Ambiente, deberán tener en cuenta estos datos a la hora elegir los árboles adecuados.
Fuente: «Climatic controls of decomposition drive the global biogeography of forest-tree symbioses». B. S. Steidinger et al. en Nature, vol. 569, págs. 404-408, mayo de 2019.
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