viernes, 1 de marzo de 2019

Las encinas colonizan los bosques mediterráneos

Así lo constata un estudio liderado por el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF), que apunta al cambio climático y a una falta de gestión como causas de esta sustitución.
Normalmente, los árboles de hoja ancha (frondosas) de la Península Ibérica -encinas y robles principalmente- se han mantenido en segundo término bajo las copas de diferentes especies de pinos. Pero las sequías repetidas y el aumento del número de incendios, consecuencias del cambio climático, han hecho que las frondosas obtuvieran protagonismo frente a los pinares, porque se adaptan mejor a estas perturbaciones.

Colonizando los bosques mediterráneos

Ahora, un estudio publicado en la revista Global Change Biology advierte de que el abandono de la gestión forestal también decanta la balanza hacia los frondosas, especialmente los encinares, que están colonizando los bosques mediterráneos más rápido de lo previsto. 

Esta sustitución podría ser considerada, de hecho, una reocupación: “La encina es una especie típicamente mediterránea que ya hace años que podría haber ocupado grandes extensiones de la Península, pero con la gestión forestal y por razones económicas han favorecido los pinos -en detrimento de las encinas-, porque la madera se pagaba mejor”, dice el autor principal del artículo, Jordi Vayreda.
El estudio se ha llevado a cabo con los datos de unas 33.000 parcelas de los Inventarios Forestales Nacionales, y apunta a que los bosques del norte y de las montañas medias de la Península son los más perjudicados por esta sustitución, ya que podrían no resistir las sequías previstas para un futuro. En este sentido, queda por demostrar si estos cambios podrían derivar en un problema para la estabilidad de los bosques, sobre todo en el norte de España.
En esta región predominan especies típicas del centro de Europa y, por tanto, menos adaptadas al clima mediterráneo, como es el caso de los pinares de pino silvestre. También aquí se está dando la sustitución y los pinares están desapareciendo en favor del haya. Los hayedos no están adaptados a las sequías acusadas y, si se cumplen las predicciones de aridez generada por el cambio climático, podrían tener graves problemas para sobrevivir.