lunes, 21 de diciembre de 2015

Los hongos multiplican la mortalidad forestal en época de sequía

Este descubrimiento permitirá predecir qué bosques se verán más afectados por los cambios en el clima.

Un grupo de ecólogos del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF) de la Universidad Autónoma de Barcelona ha descubierto dos clases de hongo que  colonizan los ejemplares del bosque para absorber sus reservas de agua, lo que aumenta el riesgo de muerte del árbol por falta de alimento.

Hasta ahora se sabía que las plagas y otros patógenos contribuían al proceso de mortalidad forestal en condiciones poca humedad pero, gracias al trabajo publicado en la revista ‘New Phytologist‘, han podido describirse qué especies fúngicas son más peligrosas en un escenario de sequía severa.

Por un lado, los hongos necrotrofos, que se alimentan del carbono y nutrientes de las células muertas y dañan el tejido de los árboles que transporta los carbohidratos, a la vez que desencadenan una respuesta defensiva muy importante por parte del árbol.
 
Y por otra parte están los hongos vasculares, unos hongos que colonizan los conductos del sistema hidráulico de los árboles, provocando que se bloquee el paso del agua y favoreciendo la formación de embolias en condiciones de sequía intensa.

Otros  como los hongos biotróficos, que se alimentan de células vivas de las hojas, no suponen un peligro adicional en caso de sequía severa porque ellos mismos sufren los efectos de la falta de agua y no proliferan, según el investigador del CREAF y profesor de la UAB, Jordi Martínez-Vilalta.

Sobre el terreno, los investigadores- en colaboración con la Universidad Sueca de Ciencias Agrícolas-  han  analizado estos efectos de los hongos sobre los sistemas de transporte y almacenamiento de agua y carbono de los árboles,  además han podido comprobar, por ejemplo como los castaños sufren ataques de chancro cada vez más severos.

“Tener en cuenta la interacción entre los hongos patógenos y el proceso de mortalidad de los árboles mejorará nuestra capacidad de predecir qué bosques, y en qué condiciones, se verán afectados por episodios de mortalidad a medida que las condiciones climáticas vayan aconteciendo más secas”, ha explicado el profesor de la institución sueca, Jonás Oliva.                                                    Fuente: EFE Verde

miércoles, 2 de diciembre de 2015

La bóveda global de semillas. El Arca de Noé del S. XXI

En Noruega reside el Arca de Noé del S. XXI., una bóveda a prueba de bombas atómicas que contendría más de dos millones y medio de semillas de todo el planeta. El cambio climático, catástrofes naturales, guerras, etc. ponen en riesgo el legado vegetal natural de este mundo y, claro está, es necesario preservarlo. Es un ejemplo de humanidad defendiéndose de la humanidad. La bóveda global de semillas -así se llama científicamente- se encuentra a 125 metros de profundidad, en el Polo Norte. La vida congelada lejos de la vida.
 
Antes que una crisis de los mercados o de las finanzas había estallado una crisis ecológica. El sistema ha exigido durante 50 años crecer un poco cada año para ser viable, y esto ha degradado la naturaleza otro poco, cada año; la lógica de este sistema impedirá la vida tal como la conocemos en unas generaciones.

El capitalismo ensayado usa el poder acumulado de la explotación de la tierra para mantener el privilegio de clases. No hay reconciliación entre capitalismo y ecología. Miremos a nuestro pais, un paraíso donado para la vida y amenazado por el empuje del desarrollo. Es el paradigma del crecer para subsistir: arruinar el medio natural para mantener el status quo. ¿Cuántas semillas se habrán perdido ya? Después, cuando la mierda nos llegua al cuello, nos la llevamos a otra parte o mejor la tapamos. El crecimiento ilimitado de una economía basada en la explotación de la tierra es una falacia.

Casi sin darnos cuenta ha estallado una batalla antropológica entre el modelo de las grandes industrias, de la descolonización del capital, de la explotación de los recursos del sur, y otro modelo de relocalización de la economía, de la producción a escala local y sostenible, de la agricultura ecológica y la desindustrialización. Aún es una batalla desigual, pero en ella nos vamos a jugar el futuro. Olvidemos de una vez la impostada lucha por la democracia como único anhelo contemporáneo, es falsa. Los esfuerzos hay que centrarlos en provocar el cambio de sistema. Empezando por la renuncia de cada uno de nosotros a vivir manteniendo privilegios innecesarios.

Debemos dejar a nuestros hijos un mundo mejor, no podemos empujarles a suspirar un día por un Noé que les salve, no habrá un Arca para todos. Latouche, uno de los padres del decrecimiento, dijo que se trataba de abrir de nuevo el espacio para la capacidad de invención y la creatividad de la imaginación reprimida por el totalitarismo economicista y desarrollista. De volver a vivir con la naturaleza, sin dominarla. De huir de bóvedas congeladas.
Por: Andrés García - Fuente: Diario Ecología