Plantado en el año 314, bajo el emperador romano Constantino, con 1.702 años y 10,2 metros de circunferencia es el olivo más grande de España.
El sol se pone y decenas de majestuosos árboles proyectan sus sombras sobre la tierra ocre del Levante español. Son olivos milenarios, que hay que proteger de la codicia de comerciantes sin escrúpulos que los arrancan de la tierra en aras de un buen negocio.
Amador Peset Celma, de 37 años, ataviado con un chaleco verde y botas de senderismo, se baja de un 4x4 destartalado y atraviesa el campo a toda velocidad. Se detiene ante un olivo inmenso, que parece desafiar el viento frío.
"Estás posiblemente delante del olivo más grande del mundo, de 10,2 metros de circunferencia", dice con orgullo.
Los diez metros corresponden a más de mil años de historia, según la dendrometría, la ciencia de la medición de la edad de los árboles.
Peset, hijo de agricultores, cuida 106 "monumentos" como éste. Limpia minuciosamente sus enrevesadas ramas y elimina las malas hierbas que chupan su savia como vampiros. Sin intervención humana, "el olivo se muere porque todas las malas hierbas van comiendo, van comiendo hasta que lo secan y lo matan", cuenta al describir la fascinante alianza entre estos árboles y sus cuidadores.
El agricultor Joan Porta, de 75 años, explica que hasta hace unos años estos olivos solían terminar en forma de leña destinada a las granjas.
"Ahora te das cuenta que son árboles de mil años, ¡son únicos!", exclama, mientras observa con cariño al monarca de estos campos familiares, el olivo "La Farga del Arión".
El árbol tiene 1.702 años, según un estudio de la Universidad Politécnica de Madrid. Fue plantado en el año 314, bajo el emperador romano Constantino. Los olivos, sembrados en España por griegos y romanos, cubren unos 2,5 millones de hectáreas en este país, un cuarto del total a nivel mundial.