domingo, 22 de febrero de 2015

La variedad de especies arbóreas mejora la regeneración de los bosques

Los investigadores han observado durante dos años el desarrollo de más de 15.000 semillas.

Los árboles que crecen entre especies distintas a la suya tienen más posibilidades de éxito que los que lo hacen rodeados de su misma especie, según un estudio realizado por expertos del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) que se publica en la revista Oecologia.

 Este fenómeno se debe, entre otros factores, a que los tipos arbóreos que tratan de regenerarse en zonas donde su misma especie es la dominante deben enfrentarse a “sus enemigos naturales”, como hongos y depredadores, que precisamente en esas zonas también son más abundantes, ha explicado la investigadora del MNCN Elena Granda en una nota de prensa remitida por el Museo. Además de este proceso llamado mortalidad densodependiente, se han revelado otros patrones y mecanismos involucrados en las limitaciones de la regeneración que añaden complejidad a la ya conocida mortalidad por la sequía en ecosistemas mediterráneos, ha precisado Granada.

 Los investigadores, que pretenden con este estudio “mejorar la reforestación de los bosques”, han basado el experimento en la siembra de más de 15.000 semillas de cuatro especies distintas -encina, quejigo, pino laricio y sabina albar- en los bosques del Parque Natural del Alto Tajo (Guadalajara). 

“Ninguna de las especies a las que se les ha hecho el seguimiento se ha regenerado mejor donde su misma especie era la dominante; parece que la coexistencia de especies arbóreas está favorecida por factores que van más allá de aquellos únicamente climáticos”. 

Sin embargo, la propia masa forestal también ha desarrollado “mecanismos de facilitación” como la mitigación, por parte de los ejemplares adultos, del estrés hídrico producido por las sequías, a través, por ejemplo, “de la reducción en los niveles de radiación o de una mayor disponibilidad de agua bajo las copas”, indica. Tras la observación de estos especímenes durante dos años, los investigadores han concluido que “los bosques mediterráneos producen un reemplazo de especies arbóreas y favorecen la coexistencia de distintas especies a largo plazo” como parte del , concluye la investigadora.
Fuente: EFE Verde

jueves, 12 de febrero de 2015

Temporal descubridor de fósiles de árboles.

La marejada provocada por el temporal que azotó la costa cantábrica durante la última semana ha dejado al descubierto restos fósiles de distintos ejemplares de árbol de 300 millones de años en la playa de Arnao, Asturias. Fragmentos de troncos petrificados, la mayoría de ellos caídos, y raíces incrustadas en las rocas han quedado a la vista al perder la playa una importante cantidad de arena como consecuencia de la erosión sufrida por el fuerte oleaje. 

La playa de Arnao, en el municipio de Castrillón, esconde un importante yacimiento geológico en el paleosuelo cuyos restos "se conservan perfectamente", según el profesor de Paleontología de la Universidad de Oviedo Miguel Arbizu. Un equipo de especialistas investiga desde hace más de un año dos yacimientos fosilíferos del Devónico inferior en la plataforma de Arnao y su arrecife, entre las playas de Santa María del Mar y Salinas. 

La playa de Arnao esconde un importante yacimiento geológico en el paleosuelo Los científicos han hallado fragmentos, troncos, la mayoría de ellos caídos, pero también árboles erguidos, en posición de vida, "es decir que se ve el tocón y las raíces introducidas en un paleosuelo de hace 300 millones de años", ha indicado el profesor. 

El tocón de árbol en posición de vida está creciendo sobre un paleosuelo del Estefaniense (Carbonífero), y se pueden observar cómo las raíces aparecen donde se ha erosionado parcialmente. Hace 400 millones de años, Asturias estaba en el hemisferio sur del planeta y totalmente cubierta por un mar cálido, con aguas muy claras, bien oxigenadas y con una fauna riquísima, ha explicado Arbizu. 

Un escenario que podría recordar a la actual zona caribeña o la gran barrera australiana, con profusión de organismos tanto vegetales como animales, "que estaban haciendo sus primeros pinitos para salir del agua y ganar la tierra". La magnífica exposición y conservación de su fauna fósil hacen de estos yacimientos auténticos museos paleontológicos al aire libre, que ahora están protegidos como puntos de interés geológico.
Fuente: 20 minutos

miércoles, 4 de febrero de 2015

Moringa oleífera: “el árbol milagro”

Ya sea para atenuar el peso de sentirse absurdo al recaer en hábitos obsoletos, o simplemente por prudencia, todo ciudadano puede reducir drásticamente su producción de basura plantando una moringa oleífera en su jardín. El valor nutricional de este árbol es tan extraordinario que su mera existencia confirma que la ignorancia es más mortífera que el hambre: desde que se descubrieron las propiedades de la moringa hace dos décadas la organización Trees For Life International ha emprendido una amplia campaña informativa en Senegal, uno de los países nativos del árbol, y en el que hasta el año pasado 25,000 personas seguían muriendo de hambre diariamente. 

Con 4 veces más vitamina A que la zanahoria, 7 veces más vitamina C que la naranja, 4 veces más calcio que la leche, 3 veces más potasio que el plátano, 25% de proteína más que el huevo, los 8 aminoácidos esenciales para el humano y cantidades significativas de hierro, fósforo, magnesio y otros nutrientes, la hoja de moringa es un alimento completo en sí. Su semilla, madurada en vainas, contiene todas las vitaminas del complejo B en grandes cantidades. Estas semillas (que también son usadas en la India para tratar la disfunción eréctil) se componen de 35-40% de aceite dulce comestible, muy similar al de olivo; pero si se dejan secar en su vaina y luego se trituran en polvo, se obtiene una harina con propiedades floculantes, es decir que aglutina y sedimenta el 90-99% de bacterias y residuos en el agua, lo que clarifica incluso el agua más negra, bastando hervirla para que sea potable. Si a esto añadimos las propiedades medicinales, el rápido crecimiento (hasta 4 metros en un año), la resistencia a la sequía (aunque no a la helada) y una flor extremadamente melífera, se entenderá por qué la comunidad científica habla del “árbol milagro”. 

La única parte del árbol que no debe ingerirse es la raíz, pues contiene una elevada dosis de un alcaloide que puede ser fatal. Todo lo demás es una excelente alternativa ante los alimentos enlatados, empacados, embotellados y procesados que la insensatez de la vida urbana tantas veces nos empuja a consumir. 

Por otra parte, estos beneficios para la salud y para combatir con la escasez alimentaria de la población de su hábitat ha causado que este árbol esté en peligro de extinción.