jueves, 27 de agosto de 2015

El lenguaje de los bosques: ¿se comunican los árboles entre sí?

Bajo la apariencia de paz y armonía de los bosques se esconde un mundo de intensas batallas por la supervivencia. A lo largo de su vida, los árboles sufren infinidad de ataques de organismos nocivos, como insectos, bacterias y hongos. Hasta hace poco tiempo la respuesta contra estos enemigos se veía como una reacción simple y pasiva. En cambio, hoy se sabe que los mecanismos de defensa de los árboles, como los de cualquier otra planta, son rápidos, activos e implican a otros elementos del ecosistema con los que los arboles establecen relaciones de diferente naturaleza.

Para hacer frente a las continuas agresiones, los árboles han desarrollado complejos y variados sistemas defensivos que pueden regular en función del riesgo de ataque y de las condiciones ambientales. Así, del mismo modo que el sistema inmune del ser humano responde ante situaciones de riesgo de infección o ataque, los árboles reaccionan para aumentar y producir más y nuevas defensas.

Los pinos jóvenes, por ejemplo, multiplican hasta cuatro veces el contenido de su resina, su principal sustancia defensiva, pocas horas después de ser atacados por el gorgojo del pino (Hylobius abietis). Este insecto come su corteza y el tejido conductor de nutrientes y causa enormes pérdidas en el sector forestal en toda Europa.

Además, su ataque desencadena cambios morfológicos en el sistema de canales resiníferos que protegen al pino a medio y largo plazo. Los pinos pueden dejar de crecer y dedicar todos sus recursos a producir barreras químicas y físicas adecuando su anatomía y fisiología a la situación de riesgo. El gorgojo del pino causa enormes pérdidas en el sector forestal en toda Europa. 

 Pero estas respuestas no son siempre iguales ya que dependen entre otros factores del enemigo que provoca el daño, de la intensidad de este y de los factores ambientales como la disponibilidad de luz, agua y nutrientes. Estudios recientes en este ámbito ponen de manifiesto que uno de los mecanismos defensivos más característicos son las alteraciones en la emisión de compuestos aromáticos a la atmósfera.

miércoles, 19 de agosto de 2015

Nace una red de bosques intocables

Los bosques centenarios tendrán una oportunidad de pervivencia en Cataluña. Las campañas emprendidas por las organizaciones medioambientales empiezan a dar sus frutos. El Departamento de Agricultura tiene previsto crear una red de reservas de bosques que se dejarán a su evolución natural, de forma que estos enclaves sólo podrán ser destinados a su plena preservación sin interferencia del hombre. Es un intento de suplir la ausencia de bosques vírgenes.

Los bosques intocables mejoran la biodiversidad (sobre todo a partir de la madera muerta), y, además de los valores sociales y ambientales, tienen destacadas funciones terapéuticas y espirituales. Igualmente, ven aumentadas las posibilidades de obtener ingresos por el turismo de naturaleza.

En su primera fase, la red estará integrada por 154 bosques, con una superficie de 2.271 ha (el 71% de los 292 enclaves del inventario de bosques singulares de Cataluña de 2008), y en ellas estarán prohibidas las talas o aprovechamientos silvícolas. En la definición de estas parcelas (abetales, hayedos o robledales) trabaja ahora el Centre de Recerca Ecològica i Aplicacions Forestals (Creaf).

Así, en esta red de reservas de bosques de evolución natural se incluirán otros bosques que no estaban en el inventario del 2008 pero que, según los expertos, deben dejarse quedar intactos por sus características y riqueza en biodiversidad: representatividad de los hábitats forestales de Cataluña, bosques formados exclusivamente por especies autóctonas, con poca, o nula intervención humana, o aislados geográficamente, o aquellos que tengan la posibilidad de mantener la dinámica natural a largo plazo sin intervención humana.

Lógicamente, quedan excluidos de la red de bosques intocables aquellos bosques del inventario de bosques singulares del 2008 que precisamente necesitan algún tipo de gestión activa para mantener los elementos que los hacen singulares.

De esta manera, no sólo estarán la mayor parte de los ya conocidos por su singularidad como bosques maduros o centenarios, sino que se incorporarán otros con algún tipo de figura de protección legal (parque natural, reservas...), según Jordi Vayreda, catedrático de Ecologia e investigador del Creaf. Asimismo, está previsto que se añada parte del abetal centenario de Bagues de Riu (Cerdanya), en el parque natural del Cadí-Moixeró.

Precisamente, la tala de parte de este abetal desató la campaña ciudadana (Acciónatura, Fundación World Nature…) para pedir que no se exploten los bosques centenarios.