martes, 10 de julio de 2018

Países que gestionan bien los bosques

Una vuelta al mundo por algunos de los lugares que han conseguido hacer una gestión sostenible de sus bosques y aumentar su producción agrícola sin reducir la superficie forestal.
 
Hay más de 20 países que han conseguido hacer una gestión sostenible ejemplar de sus bosques y que, a ojos de la FAO, son casos de éxito. Son aquellos que entre 1990 y 2015 consiguieron el difícil equilibrio de aumentar la producción agrícola sin disminuir sus terrenos forestales. Estos son algunos de ellos:
 

Costa Rica

Nuestro primer viaje nos lleva a las verdes tierras de Costa Rica que, con un territorio que representa menos del 1% del planeta, alberga alrededor del 4% de toda la biodiversidad conocida en el mundo. Costa Rica posee bosque seco, páramo, bosque húmedo, selva virgen y manglar, repartidos en 169 áreas protegidas. Pero por debajo de la imagen paradisíaca, la explotación del medioambiente y el aumento desrnfrenado de la actividad turística hicieron que en la década de los cincuenta y hasta los noventa los índices de deforestación se situaran entre los más altos del mundo.

Chile

Seguimos en América Latina, pero ahora aterrizamos en Chile, en la provincia de Osorno, donde los mapuches, los indígenas que desde tiempos ancestrales habitan estas tierras, mantienen una relación muy estrecha con la naturaleza. Ellos se consideran parte de la tierra, no dueños de ella, y por eso la cuidan y la respetan.

Gambia

Cambiamos de continente y de los bosques nativos de Chile llegamos a Gambia, el país más pequeño del África continental, con una superficie equivalente a la de la región de Murcia (10.000 kilómetros cuadrados). Como en el caso de Costa Rica, la elevada deforestación y la transformación de los bosques en sábanas de arbustos obligó a la Administración a cambiar las políticas forestales para que el efecto no fuese irreversible. Ello tenía una base lógica: la mayoría de los gambianos vive cerca de los bosques y subsiste gracias a sus recursos.

Ghana

Seguimos en África, y de Gambia pasamos a Ghana, bañado por las aguas del Océano Atlántico y con más de 200 reservas forestales llenas de bosques considerados sagrados por la población. Ghana, con una meta de crecimiento de la producción agrícola del 6%, basó su modelo en mejorar el acceso a los alimentos de la población gracias a unas inversiones que han duplicado la productividad de los cultivos, en lugar de basarse en la expansión de la tierra.

Georgia

Continuamos la vuelta al mundo y volvemos a saltar de continente para hacer ahora parada en Georgia, un país situado en el límite entre Europa y Asia, y donde se encuentra una biodiversidad sorprendente que engloba más de 400 especies de árboles y arbustos. Su belleza paisajística fue admirada por escritores como Alejandro Dumas y León Tolstoi, pero la deforestación terminó arrasando con ese paisaje de ensueño y secó los suelos fértiles.

Túnez

Llegamos a Túnez y su bosque mediterráneo, mucho más seco que el de España, con una baja producción maderera y muy vulnerable al fuego. Como en casos anteriores, este modelo ha apostado por poner en el centro de las políticas al hombre y su relación con el bosque. No ha sido fácil: tradicionalmente en Túnez los habitantes de los bosques han sido vistos como obstáculos hacia un desarrollo más sostenible por culpa de las prácticas dirigidas a favorecer su subsistencia.

Vietnam

Avanzamos ahora por territorio asiático y hacemos una última parada en el bosque de Dong Bu, un espacio de 250 hectáreas situado en Vietnam, donde un grupo de familias muy unidas al bosque recibe formación sobre métodos de cultivo y protección del entorno. Después de dicho entrenamiento, las familias tienen derecho a usar el bosque y la tierra, pero también están obligadas a firmar con las autoridades un documento por el que se comprometen a cuidar de la zona.
Fuente y noticia completa en: El País