jueves, 26 de marzo de 2020

Un vándalo destroza el árbol más emblemático de Nueva Zelanda

Un acto vandálico realizado con una sierra se ha llevado por delante el árbol más fotografiado y emblemático de Nueva Zelanda.
Conocido como 'The Wanaka Tree', pertenece a la familia del Salix fragilis, es un sauce que normalmente se desarrolla en las riberas fluviales, pero su insólita ubicación lo ha convertido en una de imágenes las importantes de Nueva Zelanda. Ubicado en el parque Te Wahipounamu, pertenece incluso al Patrimonio de la Humanidad del UNESCO.
Sin embargo, ahora no es noticia por sus decenas de visitantes que acuden a observar la imagen que proyecta, sino por haber sido víctima de los actos realizados por una o varias personas, lo que ha provocado la indignación de todo e planeta, según indica el portal Stuff
Hace unos días, la fotógrafa Luisa Apanui, realizó unas fotografías desgarradoras donde se observa el antes y el después del árbol, que muestra cómo le fueron cortadas algunas de sus ramas.

"El árbol de Wanaka... ¡dañado! Alguien destruyó nuestro hermoso icono de Wanaka y es simplemente desgarrador ¿Quién hizo esto y POR QUÉ? Ya tenemos suficientes noticias negativas en este momento. Qué pena todo. La famosa rama inferior que colgaba horizontalmente sobre el agua y que era realmente pintoresca se ha ido", escribió en el post, acompañándolo de tristes imágenes de este icono de Nueva Zelanda.                             Fuente: 20 Minutos

miércoles, 18 de marzo de 2020

La simbiosis entre microorganismos y árboles influye en el clima

Los hongos y las bacterias del suelo conectan los árboles entre sí y tejen una red mundial que ejerce un papel clave en la regulación del clima.
Sin microorganismos, no habría bosques. De hecho, los árboles sacan provecho de los beneficios que les proporcionan los hongos y las bacterias con los que están estrechamente asociados. Con las numerosas ramificaciones de sus filamentos (las hifas), los hongos exploran un volumen mucho mayor de suelo que las raíces del árbol por sí solas, y transfieren agua y sales minerales al árbol. Estas hifas también permitirían a los árboles comunicarse entre sí, hasta el punto de que algunos no dudan en hablar de una red global de comunicación entre árboles, la «Wood Wide Web». Un equipo internacional dirigido por Brian Steidinger, de la Universidad Stanford, ha realizado un estudio global sobre las relaciones simbióticas entre los árboles y sus microorganismos, hongos micorrícicos y bacterias fijadoras de nitrógeno.

A partir de los datos de la Iniciativa de la Biodiversidad Forestal Mundial, los autores incluyeron en su análisis 31 millones de árboles de 28.000 especies, distribuidos en más de 70 países de todos los continentes (excepto la Antártida). Se ha observado que el tipo de micorrizas (las hifas de los hongos simbióticos) depende del clima. Las ectomicorrizas (las hifas que simplemente rodean las raíces del árbol) son notablemente más abundantes en las regiones templadas y frías, mientras que las endomicorrizas (las que penetran en las raíces) predominan en los bosques tropicales. Sin embargo, con las primeras (que establecen simbiosis con el 60 por ciento de los árboles del mundo y solo el 2 por ciento de las especies), el secuestro de carbono en el suelo es más importante, gracias a los compuestos secundarios que inhiben la degradación de la materia orgánica. La transición geográfica entre los dos tipos simbiosis es clara.

Los autores del estudio prevén que, como consecuencia del calentamiento del plantea, se producirá una disminución del 10 por ciento en los hongos ectomicorrícicos y los árboles con los que se asocian. La repercusión que ello tendrá será un nuevo aumento del carbono atmosférico. Los proyectos de reforestación, incluidos los del Programa de las Naciones Unidas para el Ambiente, deberán tener en cuenta estos datos a la hora elegir los árboles adecuados.
Fuente: «Climatic controls of decomposition drive the global biogeography of forest-tree symbioses». B. S. Steidinger et al. en Nature, vol. 569, págs. 404-408, mayo de 2019.

jueves, 20 de febrero de 2020

Las provincias españolas con más (y con menos) árboles


España es el segundo país europeo con mayor superficie forestal: 7.500 millones de árboles, solo por detrás de Suecia. Una superficie que, además y contra toda previsión agorera, ha aumentado un 31% en la última década, según los datos del Inventario Forestal Nacional, que elabora el INE desde hace 50 años*.
Las tres provincias españolas con más árboles en su territorio tienen en común compartir la cordillera de los PirineosLérida, con 324 millones; Huesca, con 320 millones y Gerona, 283 millones. Navarra, la cuarta provincia pirenaica, también tiene abundancia de copas (240 millones) pero está por detrás de provincias como Burgos (262), Salamanca (250), Albacete (252) o incluso Barcelona (256).
En el otro extremo de la balanza está Las Palmas, la provincia oriental de las Canarias, compuesta de las islas de Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura, con apenas 4,4 millones de árboles y el ratio más bajo de árboles por habitante de toda la nación: apenas 4 por cada habitante. Las otras provincias menos arboladas son Sevilla y Alicante (31 millones cada una), Valladolid (33 millones) y Cádiz (38 millones).
Cuadro elaborado por Cadena SER.
En lo que concierne a árboles per capita, Soria es, con diferencia, la provincia más pródiga: cada soriano "tiene" 2.444 árboles, 600 veces más que los naturales de Las Palmas, con poco más de 4 árboles por cabeza.
La especie arbórea más abundante de España es la encina, que representa un 20% de la masa forestal del país seguido por el alcornoque (15%) y el pino carrasco (11,3%), si bien este último parece estar en retroceso ante la pujanza de la encina, según el CREAF (Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales).                                        Fuente: Público

miércoles, 29 de enero de 2020

La nieve acaba con una de las encinas milenarias de Serón

La provincia de Almería cuenta desde este martes con un joya histórica y representativa de su naturaleza menos. Tras alrededor de 1.000 años de historia, la encina milenaria de Serón ubicada en el paraje del Marchal del Abogado y que formaba parte de un sendero que recorría parte del municipio a través de sus árboles más longevos e imponentes, ha desaparecido.


Desde esta semana, ese trazado de las ‘Encina milenarias’ cuenta con un atractivo menos y, lo que es más importante, del patrimonio de los vecinos de Serón y de la provincia ha desaparecido de la noche a la mañana un árbol que fue declarado oficialmente como ‘Monumento Natural’ e incluido en el ‘Inventario de árboles y arboledas singulares de Andalucía’.


La rotura del tronco de la milenaria encina tuvo lugar tras las grandes nevadas de este temporal, aunque tanto los vecinos del lugar como el Ayuntamiento de Serón aseguran que el árbol estaba enfermo de forma previa. Concretamente padecía la ‘seca del encinar’, un pseudohongo capaz de acabar con miles de especies vegetales distintas. Pese que, al menos visiblemente, la encina padecía ‘la seca’ tan sólo en una parte de la misma, esta enfermedad ha podido ser clave para que poner fin a su vida tras un milenio como testigo del tiempo en la Sierra de los Filabres.


“Desgraciadamente después de casi 1.000 años nos ha tocado decirle adiós a este árbol”, ha lamentado en declaraciones a este periódico el alcalde de Serón, Juan Antonio Lorenzo. Es una verdadera desgracia y una pena ver un ser vivo milenario en el suelo”, ha añadido el regidor.


Por el momento, la encina milenaria no ha desaparecido del todo, ya que su tronco tiene tal envergadura que por el momento no ha sido posible quitarlo de forma segura del camino de acceso a la barriada del Marchal del Abogado por lo que, al menos hasta última hora de la tarde de ayer, los vecinos no podían “entrar a la barriada” mediante este acceso según el Ayuntamiento. Una vez que se cuente con la maquinaria adecuada para retirar el tronco, la intención del Gobierno municipal es la de dejar el tronco de forma “testimonial”.


Vecinos de la barriada han mostrado su desolación por este hecho, ya que la encina milenaria era todo un símbolo del lugar y han lamentado que nadie haya atajado antes la enfermedad que sufría y a la que culpan, junto a la nieve caída, del fatal desenlace del árbol.                                      Fuente: La voz de Almería