domingo, 17 de febrero de 2019

La sequía, principal limitación del crecimiento de los bosques en todo el mundo

El crecimiento de los árboles forestales se vio más limitado por el agua que por la creciente temperatura a medida que se calentaba el siglo XX. El crecimiento de los árboles forestales en todo el mundo se está volviendo más limitado por la escasez de agua, a medida que aumenta la temperatura, según una nueva investigación de un equipo internacional que incluye a científicos de la Universidad de Arizona (EE.UU.).

Para los investigadores, las limitaciones de energía y agua del crecimiento de los árboles siguen siendo insuficientemente comprendidas a grandes escalas espaciotemporales, por lo que han elaborado el primer trabajo que proyecta las respuestas de crecimiento de árboles al clima a una escala casi global, cuyas conclusiones se publican en Science Advances. El efecto es más evidente de esta teoría se encuentra en los climas del norte y en altitudes elevadas, donde la limitación principal para el crecimiento de los árboles siempre había sido la baja temperatura.


"Nuestro estudio muestra que en la gran mayoría de la superficie terrestre, los árboles se ven cada vez más limitados por el agua", indica Flurin Babst, del Laboratorio de Investigación de Anillos de Árboles de la UA y en el Instituto Suizo de Investigación Federal (WSL). “Los procesos fisiológicos básicos, como la fotosíntesis y la división celular, se atenúan cuando la energía y el agua disponibles para las plantas son bajas. Con el aumento de los insumos de energía, la disponibilidad de agua a menudo se convierte en la principal limitación del crecimiento de las plantas”, escriben en su artículo.

La respuesta en los anillos.

Los investigadores compararon los anillos de crecimiento anuales de los árboles durante dos períodos, 1930-1960 y 1960-1990. Estos son más anchos cuando se dan las mejores condiciones, y más estrechos cuando empeoran. Las medidas de ancho de anillo se tomaron de árboles en aproximadamente 2.700 sitios que abarcan todos los continentes, excepto la Antártida. El equipo también realizó un mapeo de la temperatura promedio, la precipitación y las medidas de estrés por sequía en las plantas en una cuadrícula que cubre las regiones templadas y boreales del mundo.

Agregar datos de anillos de árboles al mapa permitió a los científicos ver si los cambios en el clima durante el siglo XX correspondían a los cambios en el crecimiento de los árboles del mundo. Comparando 1930-1960 con 1960-1990, la temperatura promedio aumentó 0,5ºC y el área de tierra donde el crecimiento de los árboles se limitó principalmente por la reducción de la temperatura en 8,7 millones de kilómetros cuadrados, un área alrededor del tamaño de Brasil.

Es sorprendente cómo un cambio relativamente moderado en el clima durante el siglo XX ya ha provocado cambios observables en el crecimiento de árboles, y los autores prevén que esta tendencia continue con el calentamiento del siglo XXI: “Junto con la creciente demanda de agua en la atmósfera que puede llevar a reducir el transporte de azúcares desde las hojas hasta el tallo, esta evidencia sugiere que la sequía se está convirtiendo en la limitación dominante del crecimiento de árboles en todo el mundo”.

“Comprender la interacción entre los efectos de la energía y el agua es esencial para anticipar los impactos del cambio climático en los ciclos biogeoquímicos y de energía combinados y para cuantificar sus reacciones”, concluyen los expertos.                              Fuente: El Espectador

¿Qué pasaría si los árboles desaparecieran?

martes, 5 de febrero de 2019

Sequías y plagas agudizadas por el cambio climático dañan los bosques españoles

Los bosques españoles empeoran su estado acuciados por una combinación letal de sequía y ataque de plagas exacerbada por el cambio climático. Las masas boscosas del país muestran su peor estado desde que, en 1987, se iniciara su evaluación sistemática, según el último  Inventario de Daños Forestales elaborado por el Gobierno que abarca 2017. Los árboles presentan "valores incluso peores a los sufridos durante la sequía de 1995, describe el estudio.

El inventario muestra que más de un cuarto de los árboles están dañados (con pérdida de hojas superiores al 25%) al tiempo que los recuentos indican que las dos principales causas de daño forestal son la falta de agua y los insectos. La sequía provoca la mitad del deterioro y organismos, otro 25%. Dos fenómenos interconectados en el proceso de degradación de los bosques. Ambos recrudecidos por el aumento global y acelerado de la temperatura. El ritmo de deterioro en los últimos cuatro años es el más agudo, solo igualado por el periodo entre 1992 y 1995. 

Hace décadas que los estudios científicos dieron el aviso sobre la amenaza en forma de estrés hídrico y enfermedades que el cambio climático cernía sobre los bosques. Este análisis también fue admitido por el Gobierno español años atrás en sus  documentos de evaluación sobe el calentamiento global. La situación actual ha venido a confirmar las previsiones (y la inacción preventiva). "Lo que tenemos con el cambio climático son poblaciones de patógenos más fuertes y variadas atacando a un arbolado más debilitado. El cóctel es peligroso", corrobora a eldiario.es Begoña de la Fuente Martín, ingeniera de montes de la Junta de Castilla y León y coautora de un  reciente estudio sobre el peligro de una plaga exótica fulminante del pino que ha llegado a Europa a través de Portugal y se encuentra a las puertas de España.   
En el último año, una plaga de tres tipos de hongos en Euskadi ha atacado con especial virulencia a los pinos. La voraz polilla china del boj ha continuado su expansión imparable y se ha recibido la alarma sobre el gusano del pino que ha estudiado la ingeniera De la Fuente. También se constata cómo aumentan los daños de la procesionaria. La destrucción por insectos del arbolado es provocada "en su mayor parte por un aumento de defoliadores", dice el Inventario. Es decir: procesionaria que se come las hojas. 
Invasiones biológicas
El Gobierno vasco calculó en otoño pasado que uno de cada tres pinos afectados por este ataque fúngico debería talarse. Los hongos, presentes desde hace 40 años, se han visto favorecidos por las nuevas condiciones climáticas. Las plagas, que reciben los nombres de banda roja y banda marrón por cómo dejan los pinares, se han expandido por las 130.000 hectáreas vascas de pino californiano importado para alimentar la industria maderera. Una planta rentable que crece rápido, pero dedica poca energía a desarrollar autodefensas. 
También en 2018, la polilla china que devora los bojedales ha llegado a Catalunya tras su desembarco en Galicia en 2014 y su expansión por la cornisa cantábrica y el norte peninsular. En mayo pasado, la ingeniera de la Fuente alertó  sobre "el rápido proceso de expansión" de un nemátodo (gusano) del pino "con gran poder mortífero para, en cuestión de semanas, matar el árbol que infecta", comenta. Proviene de Norteamérica.  La unión de estas especies dañinas invasoras y unas condiciones climáticas favorables para su proliferación por el incremento de temperatura tiene como consecuencia "un desarrollo exponencial de daños ante los cuales la vegetación no tiene apenas defensa", según describía la Evaluación de impactos sobre el sector forestal del Ministerio de Medio Ambiente.