La Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio desarrolla en la actualidad las actuaciones recogidas en el Plan Andaluz de Contingencia para el Nematodo de la madera del pino, un organismo que causa la enfermedad denominada 'seca de los pinos'.
El
nematodo ha sido declarado un organismo de cuarentena en la Unión
Europea por su carácter epidémico, y se ha localizado únicamente en
Portugal. Desde
que se constatara su presencia en el país luso en el año 2006, se ha
convertido en uno de los ámbitos prioritarios en la sanidad forestal
andaluza debido a los efectos devastadores en los territorios en los que
se ha introducido, en los que ha provocado mortandades de carácter
epidémico.
Aunque se consideran como
especialmente sensibles las especies Pinus nigra, Pinus pinaster y
Pinus sylvestris, el nematodo es capaz de desarrollarse sobre cualquier
conífera, lo que supone un importante riesgo para más de 800.000
hectáreas en Andalucía.
De ahí que la Consejería haya impulsado
estos trabajos para detectar la presencia de dicho organismo en
Andalucía. Para ello, lleva a cabo numerosos
muestreos en la totalidad del terreno forestal complementados con
prospecciones localizadas en las zonas de mayor riesgo y otras
actuaciones de vigilancia y control.
La rápida reproducción del
nematodo en el interior del árbol provoca un colapso generalizado que
puede acabar con su muerte en pocas semanas. La dispersión de la
enfermedad se lleva a cabo mediante un insecto vector (Monochamus
galloprovincialis) que, si emerge de un árbol infectado, puede
trasmitirlo a un nuevo huésped al alimentarse de los ramillos o al realizar la puesta.
En
el marco de las actuaciones desarrolladas para el seguimiento y control
del nematodo del pino, se determinan diferentes líneas de trabajo
referidas a su insecto vector (cuyo estudio puede arrojar soluciones a
la posible epidemia), cuya presencia sí ha sido detectada en la
comunidad autónoma.
Se considera prioritario conocer con la mayor exactitud la
distribución real de este insecto de la familia de las escarabajos, así
como las preferencias ecológicas que muestra en todo el territorio, lo
que permite determinar las principales zonas de debido a la íntima
relación existente entre ellos.
El empleo de trampas de interceptación de vuelo (TIV) y cebadas con feromonas es una de las herramientas de lucha empleadas.
Estas trampas se han colocado por toda la superficie forestal de
coníferas de Andalucía, con especial atención a la zona más cercana a la
frontera con Portugal y permiten estimar el nivel de población del
vector existente, así como su relación con el medio forestal en el que
se capturan.
Hasta la actualidad se han producido cuatro detecciones del nematodo en nuestro país desde que se determinara su existencia en Portugal, el último detectado recientemente en Salamanca.
Esta
detección ha supuesto la adopción de medidas de erradicación
extremadamente contundentes tanto ambientales, como la corta a hecho de
todas las especies susceptibles en un radio de centenares de metros, o
de otros ámbitos como la restricción del movimiento de prácticamente
todo tipo de madera.
Según
los estudios realizados, se hace cada vez más necesaria la vigilancia
de las masas de pinos, en particular la especie Pinus pinaster y en las
masas fronterizas y seguimiento exhaustivo del vector.
Asimismo,
el análisis preliminar de las capturas realizadas en Andalucía permite
concluir que el insecto vector se siente atraído por las masas ubicadas a
cierta altura, aunque sin superar los 2.000 metros de altitud; quedando
aquellas formaciones más cercanas la Valle del Guadalquivir
aparentemente excluidas de sus preferencias.
Se ha constatado su
presencia en todas las especies presentes en la región, incluso en
aquellas formaciones con presencia, más o menos importante, de Abies
pinsapo.
En la actualidad, la Consejería de Medio Ambiente y
Ordenación del Territorio, en colaboración con otras administraciones
autonómicas y estatales, continúa
con los trabajos de vigilancia del nematodo y seguimiento del insecto
vector para poder determinar con exactitud su distribución a nivel
nacional, hecho que permitirá definir el riesgo de expansión de la
enfermedad y evaluar el establecimiento de una barrera de trampas para
la contención en la frontera con Portugal.
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