El árbol tropical más alto del mundo y posiblemente también la planta con flores más alta, con más de 100 metros, ha sido descubierto en las selvas de Borneo. Científicos de Estados Unidos y Malasia han realizado una novedosa exploración tridimensional del hallazgo para comprender mejor cómo crecen los árboles y qué les impide hacerlo más.
El árbol es una Shorea faguetiana, cuyo nombre común es Meranti Amarillo, de la familia Dipterocarpacae, que domina las selvas húmedas de tierras bajas del sudeste asiático. Los ejemplares que batieron récords anteriores provienen en su mayoría del mismo género y región. El equipo le ha dado al árbol el nombre Menara, que significa 'torre' en malayo.
El árbol fue descubierto en 2018 por investigadores de la Universidad de Nottingham, liderados por el doctor Doreen Boyd, y utilizaron la tecnología LiDAR, donde los impulsos de los láseres se reflejan desde la cubierta y la superficie del suelo. Científicos de la Universidad de Oxford y los socios viajaron al lugar en agosto de 2018 para realizar escaneos en 3D y vuelos con aviones no tripulados de alta resolución, que han generado visualizaciones en tres dimensiones del árbol, según ha informado la Universidad de Nottingham.
100,8 metros de altura y 81.500 kilos de peso.
Un escalador local, Unding Jami, trepó al árbol en enero de 2019 para medir su altura con una cinta métrica. Llegó a 100,8 metros, lo que lo convierte probablemente en la planta con flores más alta de la Tierra, por delante del eucalipto de Tasmania que ostentaba antes el récord.
Excluyendo las raíces, Menara pesa 81.500 kilos, más que el peso máximo de despegue de un Boeing 737-800. Solo el 5% de su masa se mantiene en su corona de 40 metros de ancho, mientras que el 95% está en su tronco.
El tallo es muy recto, con el centro de masa a 28 metros sobre el suelo, y solo se desplaza 0,6 metros desde el eje vertical central. Todo ello sugiere que el árbol es muy simétrico y está bien equilibrado, a pesar de estar situado en un terreno inclinado en un valle abrigado.
El análisis de los científicos sobre la estructura del árbol sugiere que está muy lejos de doblarse por su propio peso, pero puede ser vulnerable al viento. Su ubicación en un valle protegido favorece su desarrollo y probablemente lo haya ayudado a crecer a alturas tan extremas.
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