El
42 por ciento de la superficie de la Unión Europea es área boscosa. Los
bosques crean más de dos millones de puestos de trabajo, protegen el
suelo y los asentamientos humanos y regulan las fuentes de agua. También
regulan la temperatura y absorben el dióxido de carbono.
Un
equilibrio que se ve amenazado por el rápido cambio climático y
circunstancias extremas como tormentas, incendios y sequías, fenómenos
que es probable sean cada vez más frecuentes. Todo ello con la pérdida
de biodiversidad como telón de fondo; se prevé que especies como el haya
desaparecerán de la cuenca mediterránea, mientras que la producción de
setas, champiñones y hierbas se reducirá drásticamente en toda Europa.
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