viernes, 9 de noviembre de 2012

Descubiertos árboles momificados

Las momias ya no son exclusivas de los egipcios, ni tampoco de los humanos, las hay también de otros animales, pero lo más llamativo es que ahora han descubierto momias de árboles.

Son pinos momificados descubiertos en Sogndal, Noruega que tendrían entre 500 y 800 años de edad. Pero lo extraño es que en Noruega el clima suele ser muy húmedo, lo que hace que la materia orgánica se descomponga rápidamente y para que un organismo muerto se momifique de forma natural debe imperar un clima muy seco.

Los investigadores del Museo de Historia Natural y Arqueología de la Universidad Noruega de Ciencias estaban tomando muestras de árboles muertos para reconstruir la temperatura de los veranos en el oeste de Noruega, cuando se encontraron con árboles que parecían haber muerto recientemente, pero que en realidad lo habían hecho hacía al menos 500 años atrás.

Se trata de árboles que vivieron en el siglo XIII, y que murieron entre el año 1300 y el 1500. Según los científicos es algo extraordinario que hayan evitado la descomposición de la madera durante tantos años en un clima tan húmedo.

Según contaron los científicos noruegos, cuando un pino muere, secreta gran cantidad de resina, que puede disuadir la necesidad de los microorganismos de descomponer la madera. Pero no es nada normal que esto ocurra durante siglos.

La resina de árbol es justamente uno de los ingredientes utilizados por los antiguos egipcios para momificar a sus muertos de forma artificial.

viernes, 26 de octubre de 2012

7.000 árboles por amor


El amor de un hombre viudo le hizo homenajear a su difunta esposa plantado 7 mil árboles que dibujaban una gigantesca guitarra que se puede ver en medio de la llanura de Mendoza, en Argentina.

Cabe mencionar, que el enamorado hombre solamente ha visto su obra por fotos ya que no se atreve a verla desde el aire por su temor a volar. “Es increíble ver un diseño tan cuidado, a tanta distancia abajo”, dijo el piloto comercial de Austral Líneas Aéreas, Gabriel Pindek.

El abnegado viudo se llama Pedro Martín Ureta, y es hoy un productor agropecuario de 70 años, quien estuvo trabajando en dicho proyecto mientras criaba a los cuatro hijos de su matrimonio con su esposa Graciela Yrairoz, quien murió en 1977, cuando solamente tenía 25 años.

viernes, 5 de octubre de 2012

La gran muralla africana de árboles

Las naciones africanas se unen para impedir la incesante expansión del Desierto del Sahara, el cual devora los bosques, los cultivos y las granjas.

La Gran Muralla China se construyó para impedir la entrada de las poderosas hordas mongolas hace cientos de años; ahora, la Gran Muralla de Árboles de África enfrenta un enemigo todavía más formidable y ubicuo: el Desierto del Sahara.

Las cambiantes arenas del Sahara se arrastran cada vez más hacia Sahel, consumiendo granjas, bosques y campos. Ante tal enemigo, las naciones africanas solo pueden unirse para intentar impedir su avance plantando árboles en una línea que comienza en Senegal, sigue por Mauritania, Mali, Burkina Faso, Níger, Nigeria, Chad, Sudán, Eritrea, Etiopía y termina en Djibouti.

De completarse esta muralla, que ya ha empezado a ser desplegada, cubrirá alrededor de 15 mil kilómetros de ancho y 8 mil de largo.

En Senegal acacias, con sus resistentes raíces, ya cubren 530 km, al norte de la región rural de Tessekere-Widu. El gobierno de este país actualmente está aportando 2.1 millones de dólares al proyecto, pero tomará 200 millones más completar solamente la parte de la muralla verde que le corresponde a Senegal. El proyecto entero costará miles de millones de dólares. Agencias internacionales ya han prometido más de 3 mil millones hasta el momento.

“Es un proyecto algo loco, pero un toque de locura ayuda cuando se concibe algo que nunca ha sido concebido”, dijo el presidente de Senegal Abdoulaye Wade en el lanzamiento de la muralla verde en el 2005.

Un reporte de las Naciones Unidas advierte que para el 2025 hasta dos terceras partes de las tierras cultivables de África podrían ser devoradas por el inclemente Sahara.

La muralla, además, es una fuente de ingresos y creación de empleo para millones de pobladores locales, que son empleados plantando los árboles, cuidando de ellos y cultivando frutas y vegetales en jardines alrededor de los árboles.

Sin embargo, no todo es flores para el proyecto de la muralla de árboles. El profesor Lamine Gueye apunta que más árboles significa más resguardo para los mosquitos de la malaria, por lo cual se necesitarán tomar medidas preventivas eficaces.

domingo, 23 de septiembre de 2012

Árboles submarinos

El lago de Kaindy está situado en un bosque de coníferas a 2.000 m sobre el nivel del mar y a una distancia de 129 kilómetros de la ciudad de Almaty en Kazakstán. La formación del mismo se produjo el siglo pasado, como consecuencia de un enorme deslizamiento de tierra. El agua inundó la cuenca resultante junto con todos los abetos que se encontraban en el lugar, lo que hace al lago muy joven en términos geológicos. 

Su longitud es 400 metros con una profundidad de 30 metros en algunas zonas.

Ya sea la visión desde arriba o por debajo de la superficie del agua, el lago produce un aspecto casi sobrenatural, ya que resulta extraño ver los abetos bajo el agua, con los troncos secos y sus copas elevándose por encima del agua fría, como los mástiles de un barco hundido. Bajo el agua, la algas dan una sensación de arboles aun vivos, esperando que la inundación desaparezca, para resurgir de las profundidades con su máximo explendor.

domingo, 2 de septiembre de 2012

50.000 árboles

A Chandra Bhushan Tiwari lo conocen en su pueblo como el "Hombre Árbol" por la tarea a la que ha dedicado los últimos 17 años de su vida: ha plantado, dice, 50.000 árboles, aunque su aspiración es llegar al doble de esa cantidad.
"No puedo poner en palabras lo que siento cuando veo que semillas plantadas por mí se han convertido en árboles", dijo a la agencia india IANS Tiwari, que vive en la región india de Uttar (norte). "Creo que lo que estoy haciendo hoy tendrá uso para las generaciones futuras", añadió.

Tiwari comenzó su afición hace 17 años llevado por su "amor a la naturaleza", aunque pronto la tarea se convirtió en una misión, y el "Hombre Árbol" -como le llaman sus vecinos- abandonó su trabajo como maestro de escuela para dedicarse a sembrar árboles. "La razón fue simple: debido a la presión del trabajo no podía plantar árboles de manera regular", afirmó.

Al principio, los parientes y vecinos de Tiwari le tomaron por loco al enterarse de su decisión de abandonar su puesto laboral para dedicarse a los árboles, pero con el tiempo han comenzado a admirar sus esfuerzos.

Es difícil creer que en el mundo actual un hombre pueda dejar un trabajo del gobierno para plantar árboles.