La Península Ibérica
es el área con mayor superficie de alcornocales en todo el mundo. Sin embargo,
en España, el alcornoque (Quercus suber), de cuya corteza se extrae el corcho,
está amenazado. La falta de regeneración natural, el abandono, y la rivalidad
con la producción de tapones de plástico ponen en duda su supervivencia.
El grosor de su corteza y su gran
capacidad para reproducirse convierten al alcornoque (Quercus suber), en una
especie única. Pero su futuro es incierto. “Existe una acusada falta de
regeneración natural en los alcornoques, sobre todo en los que se encuentran en
tierra de pastoreo”, señala a SINC Gerardo Moreno, investigador en la Universidad de
Extremadura.
La regeneración de individuos
jóvenes es “casi nula” y “las poblaciones envejecen sin renovación”, señala a
SINC Juli G. Pausas, científico del Centro de Investigaciones sobre
Desertificación (CIDE) de Valencia.
Pero la falta de regeneración
natural y el sobrepastoreo no son las únicas amenazas de esta especie que se
extiende por 725.000
hectáreas en España. Incendios forestales, talas,
cambios en los usos del suelo, desertificación, estrés ambiental por el cambio
climático, y sobreexplotación los hacen más vulnerables.
Si el alcornocal se abandona, se
quema o se cambia de uso, numerosas especies protegidas ligadas a este bosque,
y a la buena calidad y funcionamiento de estos ecosistemas, pueden verse más
amenazadas.
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