viernes, 22 de junio de 2012

El árbol de la vida se está muriendo de éxito

El árbol de la vida, el heredero del título de árbol más solitario del planeta tiene todas las papeletas para acabar como su antecesor, por la estupidez humana. Es una acacia de Bahréin, el país más pequeño del golfo Pérsico, que ha heredado el título de “el árbol más solitario y aislado del planeta“. Y aunque no os lo vayáis a creer, se está muriendo por culpa del turismo.

Milagro de la vida, pues parece mentira que un árbol pueda encontrar agua en ese árido terreno, se le calculan 400 años de edad. Y por ello son miles las personas que acuden a verlo, tocarlo, treparlo, pintarlo e incluso marcarlo a cuchillo en su torturada corteza. Tratando de protegerlo algo, le han puesto una pequeña valla alrededor, pero es ineficaz. Sin mencionar, por supuesto, la cantidad de basura que los turistas dejan en sus visitas y que nadie después recoge.

Hemos de entender que los árboles centenarios son monumentos vivos tan antiguos como una catedral, tan bellos como un paisaje, pero tan frágiles como una flor. Colaboremos en su conservación.

miércoles, 13 de junio de 2012

El árbol más solitario y gafe del planeta

La historia del árbol más solitario del planeta es una historia curiosa si no fuera por la profunda tristeza que provoca. Tampoco es reciente. Era la única acacia en 400 kilómetros a la redonda. Sobrevivía en el desierto del Teneré, en Níger. Pero ya no existe.

Teneré significa en el idioma tuareg “el desolado, y es el desierto del desierto del Sahara, su área central y más árida. Allí donde la vida es prácticamente imposible subsistía el desamparado árbol, el último superviviente de los viejos bosques que durante milenios poblaron las ataño fértiles llanuras del Sahara, expulsados por la sequía de un desierto en implacable avance. Era faro natural en medio de un mar de arena, punto de referencia obligada para las caravanas de camelleros, emblema de vida en mitad de un paisaje de muerte. Su secreto estaba en la potencia de las raíces, capaces de llegar hasta un pequeño acuífero fósil localizado a 35 metros de profundidad. Incluso florecía todos los años, en un intento desesperado por perpetuarse tan inútil como maravilloso.

Pero llegamos nosotros y nuestros locos cacharros. 25 años después de descubrirlo para el mundo occidental, el explorador y etnólogo francés Henry Lhote se encontró en una segunda visita con que un camión le había desgajado uno de sus dos troncos. Y no se lo podía creer:

“El tabú, el árbol sagrado, el único a quien ningún nómada osó haber herido con sus propias manos… este árbol ha sido víctima de un golpe mecánico”.

Parece imposible chocar contra el único obstáculo en cientos de kilómetros, con todo el espacio del mundo para esquivarlo, pero ocurrió. Y no una vez, sino dos. La segunda fue la definitiva.
 
En 1973 un camionero libio, presuntamente borracho, embistió accidentalmente la acacia acabando con el símbolo de los tuaregs. Sus restos pueden verse ahora en la capital de Níger, a modo de triste monumento. Mientras, en su lugar original se levanta un árbol metálico apoyado en bidones de combustible, triste caricatura artística del avance avasallador de nuestra civilización.

martes, 5 de junio de 2012

Los baobabs


Uno de los árboles más majestuosos que hay sobre este planeta. Pueden llegar a los 25 metros de altura, pero sin duda lo más impresionante es el máximo que puede llegar a tener el perímetro de su tronco, que es de unos 40 metros, aunque lo normal son unos 10 m de diámetro. Son longevos también, hay especimenes que tienen una edad aproximada de cuatro mil años. Tienen unas flores blancas con forma de mano, que son hermafroditas; y producen un fruto parecido a un melón pequeño

Es un árbol leñoso de madera blanda. Habita casi exclusivamente en áreas semiáridas al sur del desierto del Sahara, en África. Pero como pude vivir en alturas comprendidas entre el nivel del mar y los 1.250 metros de altura se los ha visto por otras partes del continente africano. Pueden verse muchos de ellos en el Parque nacional Kruger, en las montañas Lebombo.
Los inmensos baobabes son inspiradores de las más variadas historias. Se cuenta que existe un ejemplar tan inmenso que en su interior se aloja una estación de autobuses en la que pueden entrar 40 personas. Se dice sobre otro que a 500 km de Johanesburgo es utilizado como cantina, y que dentro de su tronco pueden llegar a juntarse 50 personas.

Las leyendas cuentan que si una persona bebe agua en la que se han mojado semillas de baobab, quedará protegido del ataque de los cocodrilos. Pero si osa arrancarle una flor al baobab, morirá devorado por un león.

Pero no todo es leyenda, ya que está probado que el baobab es un árbol muy útil, ya que su fruto es muy rico en fibra y un excelente alimento. Es consumido como pasta y utilizado para elaborar una bebida refrescante. Con las hojas se hace sopa, y con su corteza se fabrican cuerdas. Y uno de los atributos más impresionantes es que puede llegar a almacenar 120 mil litros de agua, algo terriblemente importante en las zonas desérticas en las que suele crecer.