Según la tradición cristiana,
Baltasar, uno de los tres Reyes Magos, presentó una ofrenda del más puro
incienso del mundo al Niño Jesús en la noche de su nacimiento. Más tarde, en
los rituales religiosos antiguos se siguió quemando incienso, que simbolizaba
la naturaleza divina y el sacrificio de Cristo. Y así hemos llegado a asociar
el incienso con la
Navidad. Ahora un equipo de investigadores de Etiopía y
Países Bajos nos trae malas noticias al respecto: los árboles de los que se
extrae el incienso están sufriendo una drástica disminución y de aquí al 2027
se prevé que su población se reduzca a la mitad. Los resultados del estudio se
han publicado en la revista de la Sociedad Británica de Ecología (BES) Journal of
Applied Ecology.
Las malas noticias no acaban ahí.
Los investigadores predicen que el número de árboles se podría reducir en un 90
% en los próximos cincuenta años. Los posibles culpables de esta drástica
disminución son los incendios, el pastoreo y los ataques de insectos. Los
miembros del equipo del estudio advierten que, si no se toman medidas para
controlar estos tres problemas, la producción de incienso se verá gravemente
afectada. Los investigadores basan su teoría en un estudio de campo a gran
escala, el primero en su género, dedicado a controlar la suerte que corren los
árboles del género Boswellia, de los que se extrae el incienso.
El incienso se obtiene de
diferentes especies de Boswellia, un árbol que crece en el Cuerno de África y la Península Arábiga.
A pesar de que este incienso se comercializa en todo el mundo, y lleva
haciéndolo mucho tiempo, existe poca información sobre las repercusiones que la
extracción de la gomorresina tiene para estos árboles.
Las perspectivas no son nada
halagüeñas. Los resultados del estudio realizado puntan a una reducción significativa de
la población de Boswellia que causará estragos en la producción de incienso en
los próximos quince años.
«La gestión actual de las
poblaciones de Boswellia es claramente insostenible», subraya el Dr. Bongers.
«Nuestros modelos muestran que en cincuenta años las poblaciones de Boswellia
estarán diezmadas, y este descenso de la población significará que la
producción de incienso está condenada. Este es un mensaje bastante alarmante
para la industria del incienso y las organizaciones conservacionistas», añade.
«El elevado número de incendios y la intensidad del pastoreo en nuestra
zona de estudio han aumentado en las últimas décadas como consecuencia del gran
incremento en el número de cabezas de ganado, y ésta podría ser la razón por la
cual las plántulas no llegan a convertirse en plantones », aclara el Dr.
Bongers. «Al mismo tiempo, una gran proporción de los árboles que hemos
estudiado ha muerto tras ser atacada por el escarabajo de cuernos largos. Si
queremos preservar las poblaciones de Boswellia, y la futura producción de
incienso, será necesario introducir incentivos de gestión importantes y de
largo alcance», concluyó.
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